El presidente anunció este viernes un acuerdo bipartidista para reabrir las funciones del gobierno durante tres semanas sin conseguir fondos para el muro en la frontera, mientras continúan las negociaciones sobre el asunto. Horas después, ambas cámaras del Congreso aprobaron con una inusual unanimidad el proyecto presentado.
«Estoy muy orgulloso de anunciar que hemos alcanzado un acuerdo para reabrir el gobierno», expresó Trump desde la Casa Blanca.
Luego, según anunció Trump, se formará un comité bipartidista para analizar la seguridad en la frontera, con el debate del muro como eje central. De no alcanzar un acuerdo final antes del 15 de febrero, el gobierno volverá a entrar en shutdown. «Esta es una oportunidad para que los dos partidos demuestrn que pueden trabajar juntos para nuestra nación», apuntó Trump, quien no descartó decretar la emergencia nacional en caso de no llegar a un acuerdo.
La Administración federal retomará sus funciones al 100% sin otorgar, por el momento, los fondos para construir la principal promesa de Donald Trump. Así, solo un día después de que el mandatario afirme que no iba a «ceder» en su reclamo (que pide USD 5.700 millones para la obra), se marca un triunfo para la postura demócrata.
La reapertura permitirá al presidente a pronunciar el discurso anual Estado de la Unión, a fines de enero, que había sido aplazado ante la no aprobación de la Cámara de Representantes, de mayoría opositora. Además, febrero es un mes clave para los contribuyentes estadounidenses, ya que es la fecha en la que se realiza la devolución de impuestos y se debe pagar los montos adeudados, procesos que estaban en riesgo.
El jueves, tanto la propuesta republicana como la demócrata fracasaron en la votación del Senado, al no alcanzar los 60 votos necesarios (de 100) para aprobar un presupuesto, prolongando el cierre más largo de la historia estadounidense.
Este viernes, uno de los efectos del cierre de gobierno se hizo sentir en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York, que debió cerrar por 40 minutos por la falta de controladores aéreos, lo que aumentó la presión sobre la Casa Blanca. Muchos de los empleados habían faltado a sus puestos, reportándose enfermos tras no recibir su sueldo por las últimas cinco semanas de trabajo.