Un movimiento, que no para de crecer en los Estados Unidos, busca convertir los tradicionales cementerios de tumbas y cemento en bosques frondosos “conmemorativos” en los que la metodología de entierro es ecológica, sostenible y asequible.
El emprendedor Sandy Gibson odia los cementerios. Perdió a sus padres a muy temprana edad, y siempre sintió que estaban enterrados en un lugar en el que no se sentían a gusto, bajo una lápida de granito pulido, a pocos metros de una congestionada autopista.
“Comenzamos este proyecto a partir de mi experiencia personal con los cementerios y con el deseo de crear un espacio que mantenga viva la memoria de las personas que amas, ya que por ejemplo en mi caso, todos los recuerdos favoritos de mi familia fueron al aire libre, en el medio de la naturaleza como cuando mi padre me enseñó a pescar y cuando escalaba montañas con mi madre”, recuerda Gibson.
¿En qué consiste la propuesta? Aquellos interesados en que sus seres queridos sean enterrados en Better Place Forest primero son asesorados en una consulta privada con un planificador de la empresa, que los orienta en cuanto a qué espacio dentro del bosque elegir, particularmente entre qué tipo de árboles, para allí organizar la parte logística y documentos legales que conlleva un fallecimiento.
Los precios no son nada baratos y comienzan en 2.900 dolares, pero pueden subir a 36.000, de acuerdo a la cantidad, tamaño, especies de los árboles y el número de miembros de la familia que tendrán su monumento en el bosque. ¿Dato curioso? Las mascotas también pueden ser enterradas en estos espacios.
Las opciones más económicas por el momento consisten en tener un árbol joven de menos de 21 metros de altura en los bosques de “Point Arenas” o “Santa Cruz”, en el norte de California. Los costos de esos paquetes comienzan desde los 2.900. Sin embargo, quien prefiera una monumental secuoya de hasta 45 metros de altura, los precios pueden ir desde los 16 mil dólares hasta los 30 mil, con la opción de pagar 1.500 por cada miembro extra que quiera esparcir sus cenizas en el mismo lugar.
La compañía se compromete al cuidado y la protección de los árboles, que reemplazan a las lápidas o tumbas, por parte de un equipo de expertos profesionales arbolistas. A su vez, garantizan el acceso de visitantes al bosque, al centro de visitantes y distintos jardines para las familias de los que allí descansan.
En la actualidad cuentan con dos bosques, ubicados a lo largo de la costa del norte de California, Estados Unidos con vista al Océano Pacífico. El árbol que más se puede observar en estas grandes extensiones de terrenos arbolados es la secoya gigante. Se trata de los más altos y longevos del mundo, impresionantes coníferas que pueden superar los 100 metros de altura, 7 metros de diámetros y llegan a vivir de dos mil a tres mil años.
Estos nuevos cementerios que permiten a las personas comprar los derechos para rociar las cenizas de sus seres queridos debajo de un árbol de secoya tienen dos grandes beneficios: por un lado se favorece al medio ambiente, ya que por cada árbol con cenizas, Better Place Forest se compromete a plantar hasta 400 árboles de impacto, a través de su organización sin fines de lucro One Tree Planted para contribuir a la reforestación y lograr reducir la huella de carbono del mundo. Por otro lado, descomprimirían los cementerios tradicionales, que se están quedando sin espacio.
Morir es caro
Un estudio de 2017 de la Oficina de Estadísticas Laborales reveló que el costo de la muerte ronda en Estados Unidos en los 7.360 dólares en promedio para servicios funerarios y entierro. Se trata de aumento del 227% desde 1986, en comparación con el 123% que sufrieron otros bienes en ese país.
La industria de la muerte representa 14 mil millones de dólares hoy y responden a un país cada vez más secular: una encuesta de 2017 realizada por la Asociación Nacional de Directores Funerarios de los EE. UU. descubrieron que solo el 39,5% están siendo enterrados en ceremonias con un componente religioso, y más de la mitad de los encuestados están interesados en las opciones de entierro ecológico. A su vez determinaron que la cremación está en aumento.
Washington, cuna de los entierros naturales y orgánicos
El proceso de reducción natural orgánica denominado como reducción natural orgánica está listo para ser promulgado por el gobernador de este estado de los EE. UU. Se trata de un proceso de descomposición acelerada que convierte los cadáveres en tierra en unas semanas.
La propuesta de ley para legalizar el proceso, a veces referido como “composta humana”, ya fue aprobada por la legislatura y se le envió al gobernador demócrata Jay Inslee. De ser promulgada, la nueva ley entraría en vigor el 1 de mayo del 2020. Jaime Smith, vocera de Islee, dijo que si bien la oficina del gobernador aún está revisando la medida, “parece ser una iniciativa seria para reducir el efecto” que tenemos en la Tierra.
El patrocinador del proyecto de ley, el senador demócrata Jamie Pedersen, dijo que tiene sentido deshacerse de cadáveres de esta manera, con un mínimo efecto ambiental, especialmente en zonas urbanas hacinadas.
El proceso de reducción natural orgánica produce 0,76 metros cúbicos (una yarda cúbica) de tierra por cadáver, lo suficiente como para llenar unas dos carretillas grandes.
Pedersen aclaró que las mismas leyes que se aplican a la incineración de restos se aplican a la composta: los familiares pueden mantener el abono en urnas, usarlo para plantar un árbol en una propiedad privada o esparcirlo en terrenos públicos del estado, siempre y cuando cumpla con las regulaciones existentes relacionadas a restos humanos.