Actualmente, el partido político es el cuerpo intermedio entre el individuo y el Estado y, por causa de esta relación, quedaron anulados los cuerpos que tradicionalmente tenían dicha función: familia, gremios, corporaciones y municipalidades; dicha anulación, confiere al partido político, importancia capital en la vida democrática.
De allí que la crisis actual de ARENA amenaza dejar sin voz política a gran parte de la derecha; voz que exprese los valores tradicionales sostenidos en los principios fundacionales del partido. Parece que, a los principios tradicionales pugnan por sustituirlos valores progresistas que atentan contra la unidad familiar, contra los valores occidentales y cristianos y fomentan el asistencialismo y paternalismo del Estado.
La izquierda ha tenido su tercer triunfo presidencial, ajustado al populismo presente, pero desechando la estructura caduca del FMLN; así afirmamos que el pensamiento de izquierda aún está vivo y representado, pero no lo está el de la derecha.
La crisis en ARENA que comenzó como lucha de poder, parece haber degenerado en lucha ideológica.
En el Comité Ejecutivo Nacionalista (COENA) de la Alianza Republicana Nacionalista cada miembro se pregunta cómo podría salvar al partido, preservando su cuota de poder, y buscan la respuesta sólo en el marketing comercial, el cual les induce seguir la corriente del progresismo político, sin abandonar algunos principios de la libre empresa.
Se supone que, a más socialismo, se tiene más adeptos, porqué hay más pobres que ricos y que la lucha de clases es una realidad inevitable; que la dirección debe recaer en los jóvenes, porque siendo más dinámicos entienden el progresismo y la tecnología, estos presupuestos son falsos y desnaturalizan al partido.
Un triunfo en ARENA de los sectores progresistas, excluiría a muchas personas de pensamiento tradicional, lo cual obligaría a la formación de nuevos grupos políticos que iniciarían una nueva lucha que pudiera necesitar décadas culminarla. Al fraccionarse la derecha, sería más fácil a la izquierda gobernar; con la actual crisis que vive el país es poco probable que puedan invertirse los recursos en un nuevo instituto político.
Es más conveniente que ARENA retome sus valores fundacionales que excluir a la mayor parte de sus votantes.
La tolerancia que esgrimen los sectores jóvenes que exigen el progresismo, para que sea aceptada su posición, en favor de los grupos LGTB, el aborto y la destrucción del concepto clásico de familia les hace también tolerantes al socialismo, perdiendo su capacidad de oposición política, por ello buscan nuevos nichos, como la ecología o la normativa vial.
El país es aún mayoritariamente cristiano y católico: tal fe debe ser respetada y, pretender contrariar la mayoría de las creencias religiosas del país es suicidio político y atentatorio contra los valores de la conciencia humana: razón por la que ARENA no puede apoyar el aborto y a los grupos LGTB.
Con respecto a los temas de ecología o normativa vial, si bien son importantes, primero hay que atender la vida y la integridad física, pues si no hay seguridad toda otra forma de pensar es irrelevante.
Hoy hay más muertos de los que hubo durante el conflicto armado y un mayor daño a la economía por las extorsiones que con las voladuras de los puentes y el tendido eléctrico. Retomemos los valores fundacionales de ARENA, apliquémoslos y salgamos de la actual crisis.
Tómese en cuenta que del seno del partido nacen las autoridades locales y diputados, y lo que quiere la sociedad no es lucha política, sino estabilidad; si se da es para preservar la paz y estabilidad.
Todo lo que la gente de derecha desea se prescribe en los valores fundacionales de ARENA, pero desde el Gobierno de Saca se dejaron de aplicar, lo que es causa en la baja de los votantes en las últimas elecciones.