El hallazgo puso en alerta a la comunidad científica. Una gigantesca grieta, que abarca dos tercios del área de Manhattan y tiene una altura de casi 300 metros, está creciendo en el fondo del glaciar Thwaites, que tiene el tamaño de Florida y está ubicado en la Antártida Occidental.
Los científicos sabían que había espacio entre el hielo y la roca del fondo del glaciar. Son cavidades por las que puede fluir el agua, lo que con el tiempo puede llevar a que el bloque de hielo se derrita desde abajo.
Pero el tamaño y la tasa de crecimiento de la grieta los dejó perplejos. La magnitud podría haberle permitido contener 14 mil millones de toneladas de hielo, y casi todo se derritió en los últimos tres años, según un informe de la NASA, difundido por el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL por su sigla en inglés).
«Hemos sospechado que el Thwaites no estaba muy unido al lecho de roca debajo de él», dijo Eric Rignot, de la Universidad de California, Irvine, y del JPL en Pasadena. Rignot es coautor del nuevo estudio, que se publicó este 30 de enero en Science Advances. «Gracias a una nueva generación de satélites, finalmente podemos ver los detalles», dijo.
«El tamaño de una cavidad debajo un glaciar juega un papel importante en la fusión», dijo el autor principal del estudio, Pietro Milillo, también del JPL. «A medida que más calor y agua penetran en el glaciar, se derrite más rápido».
El glaciar Thwaites es responsable de aproximadamente un 4% del aumento del nivel del mar en el mundo. Tiene suficiente hielo para elevar el nivel de los océanos a poco más de 65 centímetros. Pero hay algo peor: como contiene a los glaciares vecinos, si colapsaran estos también el nivel del mar subiría otros 2,4 metros.
Otro estudio, publicado meses atrás en Nature, reveló que el casquete glacial (la masa helada que cubre la superficie continental) ha perdido 3 billones de toneladas desde 1992. Cada año se derriten millones de toneladas de hielo —que se incorporan a los océanos, ahora 7,6 milímetros más altos— con el agravante de que la tasa de derretimiento se ha triplicado en los últimos cinco años.
Desde 1992 a 2011, la Antártida perdió casi 84.000 millones de toneladas de hielo por año; pero desde 2012 a 2017, la cifra trepó a 241.000 millones de toneladas por año. «Podemos observar el derretimiento, que se está dando en la Antártida Occidental», dijo Andrew Shepherd, profesor de la Universidad de Leeds y director del trabajo, a Wired. Esa ubicación, agregó, revela el motivo del fenómeno: «Sabemos que el océano en la Antártida Occidental está demasiado cálido».
«Es demasiado para que lo resista el hielo, y así es que se derrite y causa el aumento del nivel de los mares —continuó—. Nos revela que el casquete glacial no es impermeable a los efectos del cambio climático como alguna vez pensamos que sería. Y eso es un llamado de alerta».
Según ese trabajo, en caso de que el derretimiento siga a este paso habría que agregar unos 15 centímetros más a la altura estimada del aumento del nivel de los mares. Por ejemplo, eso hablaría de unos 25 centímetros hacia 2070, con un impacto desastroso en las ciudades costeras y en el desplazamiento y en la alimentación de las personas.
Con información de Wired