El presidente de EEUU, Joe Biden, urgió a su homólogo ruso, Vladímir Putin, a reducir las tensiones con Ucrania ante la movilización de tropas en la frontera ucraniana, e insistió en que Washington y sus aliados “responderán decisivamente” si Moscú invade ese país.
Durante la llamada de 50 minutos con el líder ruso, Biden “dejó en claro que Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de manera decisiva si Rusia invade Ucrania”, dijo la secretaria de prensa Jen Psaki en un comunicado.
Biden respaldó a su vez los esfuerzos diplomáticos, “comenzando a principios del próximo año con el Diálogo de Estabilidad Estratégica Bilateral, en la OTAN a través del Consejo OTAN-Rusia, y en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa”, agregó la portavoz.
“El presidente Biden reiteró que los avances sustanciales en estos diálogos solo pueden ocurrir en un entorno de desescalada y no de escalada”, agregó la nota.
Putin, por su parte, se mostró “satisfecho” de su conversación telefónica con su par estadounidense y dijo que le advirtió que sancionar a Moscú por Ucrania sería un “error colosal”, según el Kremlin.
La discusión fue “franca” y “concreta”, dijo a la prensa el asesor diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov, al final de la reunión.
Según Ushakov, Biden advirtió de la imposición de fuertes sanciones contra Moscú si seguía la escalada de tensión en Ucrania, donde se teme una invasión de Rusia tras el despliegue masivo de tropas en la frontera.
Putin alertó que estas medidas podrían conducir a una “completa ruptura” de los vínculos entre Rusia y Occidente, señaló este asesor en rueda de prensa.
“Esto sería un error colosal que podría llevar a consecuencias graves, las más graves. Esperamos que no ocurra”, añadió.
Biden se halla en Wilmington, en Delaware, donde tiene una casa y pasa las fiestas de fin de año. La prensa no tiene acceso al lugar.
En su mensaje de fin de año dirigido al presidente estadounidense horas antes, Putin dijo estar “convencido” de que era posible un diálogo “eficaz” y “basado en el respeto mutuo” y recordó la cumbre entre ambos dirigentes en junio en Ginebra.
“Sólo el camino de las negociaciones puede resolver la cantidad de problemas inmediatos entre nosotros”, añadió más tarde el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Rusia, a medida que se acercan las negociaciones ruso-estadounidenses del 10 de enero en Ginebra, repite una y otra vez que su prioridad es negociar dos tratados que redefinan el equilibrio y la arquitectura de seguridad en Europa.
Para el Kremlin, la seguridad de Rusia pasa por prohibir que la OTAN se amplíe y por terminar con las actividades militares occidentales en lo que Moscú considera su zona de influencia.
Según Rusia, sus exigencias solo buscan evitar un agravamiento de las tensiones, pues Moscú considera como una amenaza directa a sus intereses el apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea a Ucrania, cuyo gobierno es prooccidental.
Estados Unidos, acusado de dirigir algunos temas internacionales sin demasiada concertación con sus aliados, insiste en coordinarse estrechamente con los europeos y los ucranianos.
El secretario de Estado, Antony Blinken, habló el miércoles con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y con sus homólogos de Francia, Alemania y Reino Unido.
Zelenski afirmó haber recibido garantías de “pleno apoyo estadounidense” para “combatir un ataque ruso”.
En la entrevista telefónica de principios de diciembre, Biden amenazó a Putin con sanciones “como nunca había visto” si ataca a Ucrania.
Los países occidentales han descartado hasta ahora una respuesta militar a una eventual invasión rusa y el Kremlin ha hecho poco caso a las amenazas de sanciones.
Rusia y su élite dirigente ya son objeto de numerosas represalias económicas de los países occidentales por la cuestión ucraniana y la represión en el país, pero ninguna de estas medidas ha hecho cambiar de actitud al Kremlin, más bien lo contrario.
Moscú niega estar amenazando a Ucrania, aunque en 2014 anexionó su península de Crimea, y afirma actuar en respuesta a la hostilidad de Occidente que respalda a Kiev, especialmente en su conflicto contra separatistas prorrusos en el este del país.
Estos últimos, aunque los dirigentes rusos lo nieguen, son sospechosos de estar a las órdenes del Kremlin.
Por lo pronto, la negociación del 10 de enero en Ginebra sobre Ucrania y la estabilidad estratégica se anuncia tensa. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha descartado de entrada cualquier “concesión” y Estados Unidos ya había advertido que algunas peticiones rusas eran “inaceptables”.
Esas discusiones, lideradas por la vicesecretaria de Estado estadounidense Wendy Sherman y su homólogo ruso Serguéi Riabkov, serán seguidas por una reunión entre Rusia y la OTAN el 12 de enero y por otra al día siguiente en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).