Lejos de la imagen de la peligrosa ruta que miles de migrantes recorren por el desierto, hay un punto en Arizona, Quitobaquito, en el que los indocumentados llegan en autobús como si de un paseo se tratara y cruzan la frontera sin problema para entregarse a los agentes estadounidenses.
Durante años el desierto de Arizona ha sido una ruta letal para muchos mexicanos que se adentraban en el desierto y tenían que realizar largas caminatas bajo temperaturas extremas para evitar a la Patrulla Fronteriza, pero ahora miles de centroamericanos apuestan por lo seguro y buscan a los agentes para pedir asilo.
Uno de esos lugares por los que cruzan es Quitobaquito, un punto de la frontera con México que se convirtió en la puerta de entrada a Estados Unidos para casi 4,000 familias centroamericanas y menores que viajan sin la compañía de un familiar adulto y que llegan en autobuses y camionetas a la frontera.
Daniel Hernández, vocero de la Patrulla Fronteriza con el que Efe hizo un recorrido por esta área, asegura que las detenciones son por cientos en los últimos meses.
Explica que los migrantes llegan a este punto en un autobús que los deja en una carretera cercana y que solo tienen que caminar unos pocos metros y pasar un alambrado para estar en territorio estadounidense, donde se entregan a las autoridades migratorias.
Los agentes a menudo les esperan después de detectarlos por medio de cámaras de vigilancia situadas en lo alto de las montañas cercanas y sensores de movimiento distribuidos por la zona.
No lejos de Quitobaquito arranca la travesía por el lado oeste del desierto de Arizona para quienes deciden seguir su camino sin ser detectados por las autoridades migratorias, y quienes deben cruzar el conocido «Camino del Diablo», una ruta en la que han muerto y desaparecido decenas de inmigrantes.
Nada que ver con la estrategia que usan aquellos que no buscan pasar desapercibidos.
La distancia que deben recorrer es tan corta que desde el lado estadounidense se observa la carretera que une las localidades mexicanas de Sonoyta y San Luis Río Colorado.
«En este tramo de la frontera hemos arrestado a casi 4,000 personas» en los últimos meses, enfatiza el agente después de hallar en el piso un boleto del autobús que recorre la transitada carretera.