La Fiscalía General de Guatemala abrió recientemente una investigación por corrupción contra la ex fiscal general, Thelma Aldana, que será nombrada candidato para las elecciones presidenciales del 16 de junio el próximo domingo.
Las encuestas muestran que Aldana probablemente sería la segunda en la carrera presidencial, por detrás de la derechista Zury Ríos, hija del ex presidente de facto, el general Efrain Ríos Mont.
La portavoz del Ministerio Público, Julia Barrera, no informó específicamente los cargos que incluye la investigación, pero dijo que estaba relacionado con un caso de contratación irregular de personal.
Si Aldana es arrestada o acusada, esto efectivamente podría impedirle correr por la presidencia guatemalteca.
Aldana, de 63 años, fue la jefe del Ministerio Público de Guatemala de 2014 a 2018 y es acusada por sus detractores de haber corrompido al CICIG (Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Guatemala), realizando investigaciones dedicadas en contra de sus enemigos políticos.
Además, Aldana es acusada de otros delitos que incluyen la compra invalidada de un edificio por $5 millones, pues no ha podido comprobar el origen de los fondos con los que lo compró a título personal a un “testaferro” relacionado con las pandillas que aterrorizan a Guatemala.
Thelma Aldana es acusada por el Ministerio Público, entre otros casos, por fraude, peculado por sustracción y abuso de autoridad.
Thelma Aldana
La ex titular de MP guatemalteco ha sido acusada por los movimientos políticos que se oponen a su candidatura por la manipulación de la información en contubernio con su aliado, Iván Velásquez, ex jefe de la CICIG, para llegar a la más alta magistratura del país centroamericano.
Thelma Aldana y Velásquez habrían urdido un plan para destruir el honor y prestigio de empresarios y políticos que veían como un obstáculo para llegar al Poder, de esa manera, desde la Fiscalía General de la República de Guatemala y con la ayuda del jefe de la CICIG, se creó un anillo investigativo que incluyó al expresidente Otto Pérez Molina, su vice presidenta, Roxana Baldetti y la mayor parte de su gabinete. Además, todo el poder del Ministerio Público y la propaganda generada por la CICIG fueron utilizados para atacar a varios empresarios que no se plegaron a las oscuras intenciones de la ex funcionaria.
La ex fiscal general, nombrada por el gobierno del Partido Patriota, se embarco en un principio una supuesta cruzada llamada “lucha contra la corrupción”. Uno de los casos más mediáticos manejados por ella, en colaboración con la CICIG, fue el supuesto “botín” del Registro de la Propiedad en el cual salían involucrados el hijo y hermano del presidente de Guatemala electo en 2015, Jimmy Morales, sin embargo, los hechos denunciados ocurrieron dos años antes de su elección, en 2013 y nunca se informó que los productos y servicios contratados a los imputados sí se entregaron y que no hubo ningún “botín” sino un tema administrativo que a lo más requería una multa civil para resolverse.
El supuesto caso de corrupción que manchaba la imagen del ejecutivo del nuevo gobierno sería la herramienta perfecta para presionar al gobierno a actuar acorde a los intereses de la CICIG.
La CICIG, de manera inédita era una comisión que categóricamente no tenía que rendirle cuentas a nadie y que recibía millones de dólares en donativos de países y particulares con el interés de manipular la política del país centroamericano para su beneficio.
De esta manera, la CICIG se convirtió en la institución con mayor impunidad en la historia moderna de Guatemala.
De la misma manera, cualquiera que buscara restablecer la soberanía guatemalteca ante los excesos de la comisión impuesta por Naciones Unidas a Guatemala, eran investigados y, con pruebas o sin ellas, acusados en sendos casos mediáticos, mientras miles de actos delictivos cometidos por organizaciones delictivas llamadas “maras” y el narcotráfico internacional fueron desatendidos y se mantienen aún en la impunidad.
Así, el domingo próximo, Thelma Aldana será proclamada candidata a la Presidencia de Guatemala por el movimiento de izquierda “Semilla”.