Los océanos alcanzaron récords de temperatura en 2018, alertó el jueves la ONU, que se preocupa por los riesgos para la vida a causa del cambio climático.
La ONU indicó en febrero que el periodo 2015-2018 fue el más caliente desde el inicio de los registros meteorológicos.
En el informe publicado este jueves sobre el estado del clima en el mundo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) suministró precisiones sobre la proliferación de las «manifestaciones físicas» del cambio climático, como los fenómenos meteorológicos extremos, y ofreció detalles sobre su impacto socioeconómico creciente.
Según la OMM, el contenido térmico de los océanos alcanzó nuevos niveles en 2018 entre 0 y 700 m de profundidad (registros que se remontan a 1955) y entre 0 y 2.000 m (registros que se remontan a 2005), «pulverizando los récords de 2017».
El alza del nivel del mar continuó «a ritmo acelerado», alcanzando un récord, según la OMM.
Este aceleramiento del alza del nivel medio del mar es causado especialmente por el «ritmo creciente de pérdida de la masa glaciar de los inlandsis» (glaciares permanentes o cascos polares).
La extensión de la banquisa ártica fue inferior a la normal a lo largo de 2018, mostrando récords a la baja en enero y febrero. Y a fines de 2018 la extensión de los hielos marítimos, en promedio diario, era cercana a las más bajas jamás observadas.
«Los datos divulgados son muy preocupantes. Los cuatro últimos años son los más calientes jamás reportados, y la temperatura media en la superficie del globo en 2018 era superior en 1°C a los valores preindustriales», subrayó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en la introducción a la declaración.
«Ya no hay tiempo para titubeos», agregó.
Según el informe, en 2018, la mayoría de los peligros naturales, de los que fueron víctimas cerca de 62 millones de personas, estaban relacionados con las condiciones meteorológicas y climáticas extremas.
Como en el pasado, las inundaciones afectaron a más personas, alcanzando la cifra de 35 millones.
Más de 1.600 muertes están relacionadas con las oleadas de intenso calor y los incendios forestales que afectaron a Europa, Japón y Estados Unidos, y los daños materiales se acercan a la cifra de 24.000 millones de dólares en ese último país.
En India, el Estado de Kerala no había conocido lluvias tan abundantes e inundaciones tan devastadoras desde hace casi un siglo.