La inquietante belleza del Cinturón de Fuego en Centroamérica

by Redacción

Lo que la naturaleza quita también lo puede devolver. Es paradójico que una estructura geológica de inmenso poder destructor sea a la vez un atractivo turístico, pero ése es uno de los rasgos que caracterizan a los volcanes. Conductos de escape hacia la superficie para la actividad magmática del subsuelo en forma de lava, gases y cenizas, las erupciones volcánicas suponen una ola de devastación para los alrededores cuando se producen de forma violenta, pero ese cataclismo llega acompañado de un par de efectos secundarios positivos: por un lado la extraordinaria fertilidad que esas cenizas suponen para la tierra por sus componentes minerales; por otro, el poder de atracción para el ojo humano, siempre dispuesto a descubrir la belleza en el caos.

Son varios los países que han hecho de esos emblemáticos conos auténticos destinos, joyas locales para los visitantes en busca de unas vacaciones en naturaleza.

Imaginemos el potencial que tendrá un lugar que sea pródigo en ese tipo de manifestación geológica.

El Cinturón del Fuego es una larga zona que rodea el Pacífico: se extiende desde Nueva Zelanda a Sudamérica y recorre Panamá, Costa Rica, Nicaragua, el Salvador, Honduras y Guatemala.

Los volcanes siempre han tenido un componente mágico/religioso para las civilizaciones que han vivido cerca de ellos e incluso se les llegaba a considerar como una puerta al infierno.

Toda esta tradición y cultura en torno a estas estructuras geológicas y al fuego se ha transformado en atractivo turístico con el paso de los años ante la majestuosidad de los volcanes cuya actividad, eso sí, está continuamente monitorizada.

Ruta de los Volcanes

En Centroamérica hay una Ruta de los Volcanes que ofrece un recorrido por los más conocidos y aquellos que pueden visitarse. Todos los volcanes presumen de una historia propia que lo hacen especial, y a través de esta Ruta, el viajero podrá no solo disfrutar del paisaje único que los volcanes ofrecen, de su historia, mitos y leyendas, sino también de las aguas termales que suelen formarse en sus cercanías, o de practicar muchos deportes.

1) Volcán Cerro Negro (Nicaragua)
Con apenas 160 años, el Cerro Negro es el volcán más joven de Centroamérica y también uno de los más activos de la región. No es muy alto pero cuenta con unas faldas áridas de cenizas volcánicas, que lo han convertido en un sitio ideal para los turistas más aventureros.

Ofrece la oportunidad de hacer sandboarding o volcano boarding o surfear sobre arena volcánica.

2) Volcán de Santa Ana y el Lago Coatepeque (El Salvador)
Es el volcán más alto de El Salvador con más de 2000 metros de altura, y por lo tanto ofrece panorámicas espectaculares. Es de destacar la placidez de lago Coatepeque, que cuenta con una peculiaridad y es que el color de su agua varía de verde a turquesa durante todo el año.

3) Volcán El Rincón de la Vieja (Costa Rica)
Cuenta con una bella leyenda según la cual una princesa de la zona, de nombre Curubanda, se fue a vivir al lado del volcán donde había muerto su amado. Por el resto de su vida, vivió en los alrededores del volcán, donde envejeció y llegó a convertirse en una poderosa curandera.

Por eso, cuando se asciende a la cima del volcán, se recomienda quedar un rato en silencio para intentar escuchar el espíritu de Curubanda, que todavía susurra en los densos bosques que rodean el volcán.

4) Volcán Baú (Panamá)
Al volcán Barú se le conoce como el techo de Panamá. Gracias a sus 3.474 metros de altura puede ser observado desde el Mar Caribe, el Mar del Sur, el Atlántico y el Pacífico al mismo tiempo. Para subir al volcán existen dos rutas pero la más popular es la que sale de Boquete.

Muchos de los turistas prefieren iniciar el ascenso cuando es de noche para llegar de madrugada a la cima y poder disfrutar de las vistas con el amanecer.

5) Volcán Acatenango (Guatemala)
El Volcán Acatenango llega casi a los 4000 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo una de las vistas más espectaculares de Guatemala. Si el día está despejado, desde su cima pueden observarse otros volcanes. Se encuentra conectado al Volcán Fuego, uno de los más activos del país cuya última erupción tuvo lugar el año pasado.

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