La primer ministro británica, la conservadora Theresa May, superó el miércoles por una ajustada diferencia la moción de censura contra su Gobierno planteada en el Parlamento por el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn.
Por 325 frente a 306 votos, May obtuvo la confianza de la mayoría de la Cámara de los Comunes, un día después de perder por un amplio margen la votación sobre el acuerdo del Brexit al que ha llegado con la Unión Europea (UE).
Tras el anuncio de los resultados, la primera ministra afirmó que continuará trabajando para «cumplir con la solemne promesa» de materializar el resultado del referéndum de junio de 2016, en el que los británicos votaron por abandonar la UE.
Además, anunció que buscaría comenzar inmediatamente el diálogo con los líderes de la oposición para avanzar en un camino común para la salida de la UE. Deberá presentar una nueva propuesta de Brexit antes del próximo lunes 21 de enero.
Por su parte, el líder laborista Jeremy Corbyn se dirigió al pleno después de la derrota de su moción de censura para afirmar que no comenzará a debatir un nuevo plan hasta que la posibilidad de un «Brexit sin acuerdo» esté descartada.
Durante el debate sobre la moción de censura, May argumentó que convocar ahora unas elecciones generales sería «lo peor que podría hacer» el Reino Unido.
«Profundizaría en las divisiones, cuando necesitamos unidad; traería caos, cuando necesitamos certidumbre, y provocaría retrasos, cuando debemos seguir avanzando», declaró.
May llegó al poder en las caóticas semanas posteriores al referéndum de junio de 2016, en que los británicos votaron por salir de la Unión Europea lo que provocó la dimisión del entonces primer ministro conservador David Cameron, de quien había sido ministra del Interior durante seis años.
Pese a ser euroescéptica, se había pronunciado a favor de la permanencia en la UE, pero se implicó poco en la campaña y lo hizo insistiendo en la necesidad de limitar la inmigración, el tema favorito de los partidarios del Brexit.
Solo un año después de llegar a Downing Street, convocó unas catastróficas elecciones legislativas anticipadas destinadas a fortalecer su posición en las que, sin embargo, acabó perdiendo la mayoría absoluta y quedó dependiente del apoyo del pequeño partido unionista norirlandés DUP para poder gobernar. Desde entonces innumerables ataques de todos los bandos la han hecho tambalearse.