Si eres de los que disfrutan de una copa de vino después de un día difícilmente ganado, estás a punto de escuchar buenas noticias.
Si bien el vino no es un reemplazo para una dieta saludable, cargado de vitaminas y nutriente que luchan contra las enfermedades, estudios han encontardo que el vino posee beneficios para el sistema inmunológico.
El vino contiene antioxidantes que aumentan la presencia del colesterol bueno, conocido como HDL, el cual ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Los antioxidantes en el vino aumentan el colesterol HDL, el cual ayuda a prevenir ataques cardiacos y accidentes cardiovasculares, siento extremadamente saludable para el corazón, y también mantiene el sistema inmunológico fuerte”, asegura Kristine Arthur, internista en Orange Coast Memorial Medical Center.
Aunque podría no ser la clave secreta para la pérdida de peso, estudios han demostrado que el resveratrol contenido en el vino puede ayudar a prevenir el aumento de peso, pues puede convertir las grasa dañinas en benignas.
Se sabe que el consumo excesivo de alcohol tiende a asociarse con un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis. Sin embargo, se han realizado estudios que muestran un aumento de la rotación ósea en mujeres menopáusicas que bebieron una copa de vino por día en promedio.
Esta rotación ósea es un signo de remodelación ósea, que auda a construir un hueso nuevo y prevenir su pérdida y decaimiento”, explicó la doctora Arthur.
Así, el vino tiene posiblemente resultados similares a los de hacer ejercicio regularmente, aunque no del todo, pues esta actividad también juega un papel crítico en mantener los huesos fuertes y saludables.
La función cerebral, que también disminuye a medida que se envejece, también se mantiene en forma bebiendo un vaso de vino por la noche.
Un estudio realizado por la Universidad de Columbia analizó 1,416 personas y encontró que aquellos que disfrutaban de bebidas alcohólicas en cantidades moderadas experimentaban una disminución más lenta de la función cerebral que los no bebedores.
Además, el consumo moderado de vino en relación con la función cerebral también ayuda a que la visión se prolongue aún más. Esto se sustenta en un estudio islandés que encontró que aquellos cuya bebida de elección era el vino eran un 43% menos propensos a desarrollar cataratas.