El Papa Francisco calificó el viernes como “absurda e irresponsable” la estigmatización de los migrantes como “portadores del mal social”, llamando la atención sobre uno de los flagelos que golpea a Latinoamérica y el mundo, durante el tercer día de su gira a Panamá.
Francisco, quien ha hecho de la migración un tema clave de su pontificado y de su primer viaje a Centroamérica, habló frente a decenas de miles de jóvenes durante un viacrucis en la capital del país, uno de los eventos clave de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que, cada tres años, reúne a miles de adolescentes con la máxima autoridad de la Iglesia católica.
“Queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar; que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social”, dijo.
Horas antes, el presidente Donald Trump aceptó un principio de acuerdo que pondría fin al cierre parcial del gobierno de Estados Unidos. Pero la ley no incluirá los 5.700 millones de dólares que el presidente ha exigido para construir un muro en la frontera con México para detener la migración.
En el evento del viernes por la noche Francisco, hijo de un inmigrante italiano, habló de aprender cómo “recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos”.
Desde octubre, miles de centroamericanos han huido de la pobreza y violencia en casa y emprendido una larga travesía al norte, a través de México, en busca de llegar a Estados Unidos para cumplir con el llamado “sueño americano”.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Más temprano, continuando con su práctica de visitar prisiones desde que era arzobispo de Buenos Aires, Francisco se reunió con privados de libertad en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora, considerado una cárcel modelo, sin sobrepoblación y con una variedad de actividades.
“Ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de pastoral, todos, peleen, pero no entre ustedes, peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación”, dijo Francisco durante su homilía.
“Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse, que en luchar para crear oportunidades y transformación”, agregó el Papa ante la atenta mirada de 180 jóvenes presos, la mayoría de ellos por robo.
Según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de cada tres delincuentes en Latinoamérica reincide, la mayoría por crímenes más graves que los que los condujeron por primera vez a la cárcel, muchas de ellas hacinadas, sin control estatal y donde se comercializan drogas, sexo y armas.
El jueves, Francisco condenó la violencia y la “plaga” de feminicidios en Latinoamérica, una región que apenas alberga al 9 por ciento de la población mundial, pero donde se comenten el 39 por ciento de todos los homicidios del planeta.
El primer Papa latinoamericano llegó la tarde del miércoles a Panamá para participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Durante su gira también se reunió con el presidente del país, Juan Carlos Varela, y otras autoridades. Antes de partir el domingo, celebrará una masiva misa y visitará un hospicio para enfermos de sida.
Fiel a su estilo de romper el protocolo, el Papa ha interrumpido sus recorridos y se ha bajado del Papamóvil para saludar, bendecir, tomarse fotos y, el viernes, hasta le cantó cumpleaños a una feligresa.
La JMJ, para la que han llegado más de 150.000 peregrinos de toda América y el mundo, es también un paréntesis en medio del torrente de escándalos de abusos sexuales que sacuden la Iglesia.
Al mediodía del viernes, unas pocas decenas de miembros de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) protestaron besándose entre ellos para exigir igualdad y respeto a sus derechos, aprovechando la visita del Papa Francisco.