La Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar) concluyó un programa de restauración del sitio arqueológico Cihuatán financiado con 300.000 dólares del Gobierno de Estados Unidos, informó el martes el Ministerio de Cultura.
La fundación presentó a la misión diplomática estadounidense «los resultados del proyecto de conservación», indicó la fuente estatal.
Explicó que el dinero utilizado para las obras provino del premio del Fondo del Embajador para la Preservación Cultural, otorgado por la Embajada de EE.UU. en el país.
«Estamos celebrando la finalización de un programa de restauración de muchas estructuras del parque (arqueológico) que estaban en un estado bastante precario», dijo el presidente de Fundar, Rodrigo Brito.
Dicha fundación ha recibido el premio en 2013 y 2015 para restaurar la pirámide principal, dos espacios en los que se practicaba un juego de pelota precolombino, dos basamentos de templos y una «plataforma de baile».
Por su parte, la embajadora estadounidense, Jean Manes, se mostró orgullosa de «tener la oportunidad de apoyar la restauración de un sitio histórico tan importante como Cihuatán», lugar que estuvo habitado entre los años 900 y 1.150.
Los arqueólogos han identificado tres áreas principales en Cihuatán, que en la lengua náhuat significa «lugar junto a la mujer» y se ubica a más de 40 kilómetros de la capital, que son un centro ceremonial, una zona en la que residían los «nobles» y otra en la que habitaba el resto de la población.
Según el Ministerio de Cultura, «se cree que los primeros habitantes de Cihuatán procedían del centro de México», dado que «deidades y cerámica encontrada refuerzan esta hipótesis».
«La ciudad fue destruida por incendios que arrasaron con las estructuras, tanto dentro como fuera del centro ceremonial y la acrópolis» y se han localizado «elementos relacionados con ataques como puntas de flechas y lanzas», acotó la cartera de Cultura.
El sitio, cuyas excavaciones se iniciaron hace 86 años por Antonio Sol, surgió después del «colapso» de los mayas y se convirtió en una «capital regional», sin que se haya definido plenamente la etnia que lo construyó, de acuerdo con informes de Fundar.