La conocida feminista y defensora de Derechos Humanos, Besy Rios, publicó este miércoles en un colega periódico digital una importante panorámica de lo que ha venido ocurriendo en la Fiscalía General de la República mientras fue manejada por Douglas Meléndez.
No es la primera vez que escuchamos denuncias como las que hace Besy, pero esta vez esperamos que el nuevo titular del Poder Público le preste la importancia del caso, dado que con las referencias que cita en su artículo, confirma la existencia de una serie de atropellos con los que Meléndez “armó” varios de los casos que mantienen en la cárcel a muchas personas inocentes, solo por su afán de venganza.
Aunque sabemos que el fiscal Melara ya tiene en su poder mucha información sobre lo que ocurría en la FGR, pero no está demás pedirle que no la vaya a echar en saco roto. De eso depende que pueda recuperar la institucionalidad del Poder Público.
Averiguar las entradas y salidas del Centro de “escuchas” de la fiscalía de algunos fiscales señalados de pertenecer a una red de “fabricantes de pruebas” y relacionarlas con los casos emblemáticos con los que Douglas Meléndez a tanta gente, sería una de las primeras acciones a llevar a cabo.
Averiguar quien pagó pasajes y gastos del cuestionado sacerdote “Padre Toño” para que viniese, desde España, a presentar de urgencia una demanda contra el ex fiscal Luis Martínez, también sería conveniente. Al parecer, “el padre toño” fue recibido en el aeropuerto por un emisario de Douglas Meléndez y conducido a las instalaciones de la fiscalía para que firmase la demanda en cuestión con el único fin de mantenerlo en la cárcel.
No nos consta pero mucha gente asegura que antes de abandonar las instalaciones de la FGR, Douglas Meléndez destruyó una cantidad considerable documentes que lo comprometían junto a once fiscales que están siendo acusados de utilizar medios fraudulentos para inventar casos. El siguiente el artículo de la defensora de Derechos Humanos, Besy Rios, al cual hay que prestarle atención.
“Muerto el rey, viva el rey”, esa es una frase que bien se ajusta a nuestro país cada vez que hay cambio de funcionarios, sobre todo los de elección de segundo grado, poco ha poco van saliendo personas que cuentan los malos manejos, mañas y picardías de los funcionarios salientes, en esta ocasión quiero referirme al exfiscal Douglas Meléndez a quien hace unos días el periódico digital El Faro le publicó un reportaje que daba cuenta entre otras cosas que había promovido a su primo y un par de compadres a puestos de alto rango dentro de la Fiscalía, además en estos días han ido saliendo más personas que buscan contar su historia de persecución personal.
Hace unos días me pidió una reunión un buen amigo, quien me decía que quería presentarme a una persona que había vivido en carne propia la cacería de brujas que había desatado el exfiscal dentro de la institución -todo aquel que fuera vinculado con Luis Martínez, estaba en lista negra-, pero no solo eso, sino cómo lo habían arrestado, siendo que labora en la Fiscalía, prefirió arrestarlo cuando llegó a su hogar, frente a su familia para humillarlo además tuvo que defenderse legalmente para ganar su proceso y por ello aún sigue trabajando en la misma institución, muy a pesar que el anterior fiscal hizo una lucha sin cuartel contra él, pero como bien dice la persona con la que hablé: “la verdad se abrió camino y vencí”.
Me hacía la reflexión, hoy que ha llegado el nuevo fiscal -Raúl Melara- hay una sensación a tres niveles, los que estamos contentos porque tenemos fe que se acabarán las persecuciones que hizo Meléndez y los que están esperanzados en que el nuevo fiscal los saque de los procesos donde fueron metidos como testigos por la fuerza, también están los nerviosos y asustados porque saben que cometieron abusos, como amenazar personal o acosarlo, y están sabedores que el nuevo fiscal puede ser que no les apoye.
El Salvador es un país pequeño que necesita que las instituciones funcionen, que no sea necesario que determinada persona esté dirigiendo, sino que los engranajes de las instituciones se muevan con apego a derecho, por ello es grave los últimos rumores que se han desprendido de la Fiscalía, esto pone a prueba al nuevo fiscal quien deberá dar trámite a la denuncia realizada por 7 empleados de dicha institución, que fuera presentada al despacho de Raúl Melara el 7 de enero de este año a las diez y dieciocho de la mañana, en la cual estas siete personas le cuentan con lujo de detalles al nuevo fiscal cómo fueron obligados por la anterior administración a ser testigo del caso denominado corruptela, las persecuciones sufridas y las amenazas de las que fueron objeto para acceder a ser testigos, si uno escucha estas cosas piensa que eso no puede suceder en nuestro país, pero diferente es cuando uno logra ver los documentos, de ese solo les comparto el sello de recibido, esto porque la persona que me buscó me pidió el anonimato.
Este espacio pues lo utilizo en esta ocasión para pedirle al nuevo fiscal Dr. Melara que por favor le dé audiencia a estas personas y de trámite a sus denuncias, investigue a los jefes de las unidades ahí relacionadas y sobre todo que permita a estas personas seguir el curso normal de sus vidas, han pasado durante dos años en una tortura constante y bajo amenazas.
El buen fiscal no es aquel que mete muchas personas presas, es el que investiga y prepara bien sus casos, cuando encuentra mérito procesa y cuando encuentra que se equivocó o pruebas de descargo también las presenta, eso hace que un fiscal sea eficiente o no.
Todos saben quiénes son los procesados en el caso corruptela, necesitamos justicia y procesar a los culpables de eso no me cabe duda, pero esto no puede hacerse presionando personas inocentes para obligarlos a criteriarse, bajo amenaza de que si no lo hacen desde fiscalía se armarán casos contra ellos, tampoco se pueden estar descartando las pruebas de descargo, espero que el nuevo Fiscal no se haga de los oídos sordos, esto si viene a ser el primer caso interno en el que debe demostrar su independencia y compromiso con la verdad. Señor fiscal dé audiencia a los denunciantes.